Dejando de lado el tratamiento del proyecto de bienes personales -que en los papeles es una suba impositiva por más que se aumente el piso en el cálculo y tiene un claro objetivo de soportar el déficit fiscal permanente-, no queremos dejar pasar lo sucedido en la Cámara Baja del Congreso de la Nación. Lo acontecido allí, por más aislado que se quiera hacer parecer, es moneda corriente y las reacciones que se han dado deben ser analizadas como un síntoma del hastío hacia los modos, actitudes y costumbres de muchos de nuestros funcionarios públicos.
En todo ámbito que nos convoque como dirigentes, asumimos responsabilidades y nos debemos a la confianza y a la tarea encomendada. Es un compromiso, que implica muchos sacrificios y nos demanda estar enfocados en la realidad del tiempo que transitamos, la entrega personal y una disponibilidad sin concesiones. Esto incluye horas de lectura, información, análisis, reuniones, decisiones y visitas, que son parte de nuestra agenda diaria. Claro está, siempre sostenidas por nuestras familias, por el acompañamiento de los colegas en el trabajo, socios, empleados y amigos, que entienden que nuestros tiempos por la función asumida son otros.
Un dicho de nuestros abuelos reza: «primero las obligaciones y después las devociones». En una realidad plagada de distracción, esforzada por denostar el mérito y dónde los hechos nos demuestran lo desvalorizado del valor del empleo como instrumento de desarrollo genuino de las personas, no seamos nosotros los dirigentes el ejemplo de lo mismo que tratamos de perseguir por mejorar y cambiar en la sociedad.
Los resultados son muy importantes como parte de los objetivos, pero sin el reconocimiento de esa entrega en lo que hacemos, no hay nada.
Más aún en los espacios que tenemos para defender la República, donde hemos escuchado que “los políticos no están para hacer sacrificios”, conchabos donde nos cansamos de ver el nepotismo como herramienta de entronización familiar (méritos aparte) y sin profundizar en la ineficiencia de los recursos presupuestarios de gastos, asesores, sueldos y demás. Por supuesto que, todo sin cruzarlo en una tabla de eficiencia del gasto versus resultados obtenidos.
Entonces, si son una de las actividades con mejor estabilidad y proyección, a la que por cierto además le pedimos desarrollar funciones y resultados alineados a las demandas de la sociedad democrática que los eligió, les pedimos que se comprometan como dirigentes o renuncien.
Sociedad Rural de Jesús Maria