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Eficiencia y sostenibilidad en la aplicación de fitosanitarios: ¿tecnología o técnica?

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Por Federico Elorza, coordinador técnico de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe)

Los productos fitosanitarios hormonales, que pertenecen al grupo de los reguladores de crecimiento vegetal (RCV), son productos utilizados, como su nombre lo indica, para regular el crecimiento y desarrollo de las plantas a partir de sustancias químicas -naturales o sintéticas- que influyen en sus procesos fisiológicos.

Aplicar este tipo de productos requiere un enfoque integral: una correcta elección de la técnica a utilizar, que incluye la elección de la tecnología de aplicación con el momento adecuado para realizarlo, en función de las condiciones meteorológicas.

¿Porque es esto? Porque si bien hay que tomar los reparos del caso cuando aplicamos cualquier producto fitosanitario para que sea eficiente y no perderlo en el proceso de aplicación por deriva, en el caso de los fitosanitarios hormonales se les suma que tiene una alta fase vapor, o sea que pasan al estado gaseoso mucho mas rápido que el resto de los fitosanitario a temperatura ambiente.

La tecnología de aplicación refiere a aquellos métodos, equipos, técnicas y prácticas que se emplean para aplicar de manera eficiente y segura los productos fitosanitarios en los cultivos. La idea principal es maximizar la efectividad del tratamiento, minimizando el desperdicio y el impacto ambiental. Los más conocidos son las mochilas pulverizadoras y los autopropulsados con tanques, pero también entran en esta categoría los aviones y los drones, y elementos como las boquillas, los sistemas de control de deriva, el GPS, los sensores, etc.

Ahora bien, es importante contar con la tecnología, pero aún más saber cómo usarla y acá es donde entra en juego la técnica de aplicación. Esta implica saber calibrar el equipo, elegir la boquilla correcta, definir la velocidad, la altura ideal y, fundamentalmente, interpretar las condiciones meteorológicas. Un factor clave es el Delta T, un indicador clave que combina temperatura y humedad relativa para asegurar la eficacia de la aplicación y minimizar la perdida de gotas por evaporación.

Un Delta T ideal para hormonales se encuentra entre 2 y 6. Estas condiciones van a garantizar que el producto no se evaporare rápidamente. De igual forma, es fundamental revisar el pronóstico meteorológico para las próximas 24 horas ya que, si se prevé un aumento brusco de temperatura o una disminución de la humedad, la evaporación podría ser significativa, reduciendo la eficacia del tratamiento.

En cultivos extensivos la regla de oro es “boquilla a no más de 50 cm del cultivo”, para que haya menos deriva y tenga más impacto. En este sentido, las buenas prácticas en la aplicación de fitosanitarios nos van a ayudar a prevenir situaciones críticas como los derrames o contaminación en lugares específicos.

En resumen, la correcta elección de la tecnología y técnica a utilizar, son ambas igualmente cruciales para prevenir la contaminación, pero, a su vez, debemos actuar en base a las buenas prácticas agrícolas. Para ello, resulta clave estar en continua actualización mediante capacitaciones que contribuyan a una aplicación de fitosanitarios más eficiente, segura y sostenible, maximizando el rendimiento de los cultivos y protegiendo el medio ambiente.

Fuente: CASAFE

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