La nueva planta, fruto de un esfuerzo conjunto entre cooperativas, productores, técnicos y aliados estratégicos, cuenta con una capacidad de procesamiento de 750 toneladas diarias de soja, lo que permitirá alcanzar una producción anual de 230.000 toneladas de harina, aceite y subproductos para alimentación animal. La operación ya se encuentra a disposición de todos.
Este logro refleja una evolución profunda en el perfil productivo del Chaco. Tradicionalmente ganadera, la región se consolida hoy como un nuevo polo agrícola y agroindustrial. En la última campaña, se sembraron más de 109.000 hectáreas de soja, y al sumar cultivos como maíz, sorgo, algodón, chía, sésamo y arroz, la superficie agrícola total supera las 350.000 hectáreas.
La integración entre agricultura y ganadería, mediante la rotación de cultivos y la producción de forraje, fortalece la sostenibilidad del sistema agropecuario chaqueño, optimizando el uso de la tierra y mejorando la productividad.
Los productos elaborados en la planta —aceite, harina y cascarilla de soja— serán comercializados en el mercado local, mientras que el excedente se exportará a mercados internacionales, cumpliendo con los más altos estándares de calidad.



