Con el único objetivo de aumentar las alicaídas reservas del BCRA, el Ministerio de Economía anunció el “dólar soja III”, vigente desde el 8/4 al 31/5, con un tipo de cambio de $/USD 300. Además, anunció un nuevo tipo de cambio, el “dólar agro” para las EE.RR., hasta el 30/8.
La tasa de inflación superará el 100% anual, y se busca evitar una devaluación del peso (dólar oficial), temiendo un pass through elevado, que dispare aún más la inflación. Por eso, el Ministerio de Economía recurre a este nuevo dólar soja.
El dólar soja y el “dólar agro” para las Economías Regionales son muy distintos. El primero es automático, si bien es anticipar en meses ventas de porotos, para adelantar ingresos en divisas para las arcas del BCRA. Sobre todo, teniendo en cuenta los tiempos electorales, las PASO en agosto, y las necesidades de equilibrios macroeconómicos transitorios.
Así, se limitan los ingresos de divisas por soja en el segundo semestre. La operatoria es directa, al poder vender los productores el grano a un nuevo precio de mercado, superior a los $/tn 100.000. En el contexto de sequía, altas temperaturas y cosechas muy bajas de trigo, maíz y soja, con pérdidas irreparables, los productores de soja tendrán una diferencia a favor de 39%, comparando el tipo de cambio de 300, con el oficial de 215, todo antes de DEX.
De todos modos, el Estado gana, y los productores ya han perdido. No se debe olvidar que es un año de crisis: será la menor producción de soja en 23 años. En 2022 se produjeron 42,2 M de ton, para 2023 se estiman 25 M. La Bolsa de Comercio de Rosario estima también que las exportaciones del complejo soja serán de USD 17.568 M, o sea USD 7.300 M menos que el año anterior. De acuerdo a un informe de Ernesto O’Connor, economista jefe de CRA, esta falta de producción hará aumentar las importaciones desde los países vecinos, en 6 M de ton. Con todo, el Estado gana: recaudará por DEX USD 5.797 M, sin tomar medidas adicionales para compartir las pérdidas con la producción.
Nuevamente, el dólar soja III genera un impacto negativo adicional en los costos de alimentación de animales, la actividad lechera y el precio de los alquileres agrícolas. Todo en un año de crisis, donde habrá serios problemas en la cadena de pagos agropecuaria, que repercutirán en todo el país.
El nuevo “dólar agro” para las Economías Regionales, en cambio, queda sujeto a “acuerdos” con cámaras y grandes empresas alimenticias, ingresando al programa “precios justos”, para no aumentar los precios y garantizar una oferta -que ya existe-, siendo los productores primarios simples observadores del esquema, no quedando claro cómo, si percibirán, y cuando, ingresos mayores por exportaciones.
Además, cada Economía Regional tiene sus tiempos de siembra, poda, raleo, cosecha, producción, almacenamiento y ventas, con lo cual, la duración del programa por 90 días no abarcará a todas las actividades. Las que ya vendieron el grueso de su producción, por ejemplo, quedan afuera. Las Economías Regionales tienen DEX promedio de 5%, siendo el costo fiscal de eliminarlos nada significativo. Y el “dólar agro” no soluciona el impacto muy negativo de la brecha cambiaria.
En definitiva, un nuevo dólar soja sólo para adelantar divisas a las reservas del BCRA, sin soluciones para los problemas de las Economías Regionales.
Fuente: CRA