Según un reciente estudio de la revista Nature, el incremento de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global disminuirá la amplitud de El Niño-Oscilación del Sur (ENSO): uno de los patrones climáticos más importantes del planeta.
El ENSO es un fenómeno natural interanual caracterizado por la fluctuación de las temperaturas de la superficie del océano en la parte central y oriental del Pacífico tropical, asociada a cambios en la atmósfera no sólo en el Pacífico, sino que condicionan el clima de toda América, El Índico, África e incluso Europa.
Este patrón climático presenta tres fases: una de calentamiento y lluvias en el Pacífico oriental conocido como El Niño, un periodo de enfriamiento llamada La Niña y una fase neutra. La relación o acoplamiento entre estos fenómenos tiene una gran influencia en las condiciones climáticas de diversas partes del mundo e impactos socioeconómicos esenciales, pudiendo llegar a modificar los patrones de lluvias y provocar grandes consecuencias climáticas tales como precipitaciones extremas en América, sequías en el sudeste asiático y cambios en las poblaciones de peces en el Pacífico.El ENSO es un ciclo que ha persistido sin grandes interrupciones durante los últimos 11.000 años. Pronto esto podría cambiar.
Ambos episodios tienen una duración que varía de 9 meses a 2 años y que se alternan cada 3-5 años. Este ciclo ha persistido sin grandes interrupciones durante los últimos 11.000 años pero los científicos auguran cambios futuros a consecuencia del cambio climático. Es por ello, que un comité de expertos han simulado situaciones futuras con altas concentraciones de CO2 para comprender la respuesta del ENSO al calentamiento global, sus posibles impactos climáticos y barajar las posibles opciones de adaptación.
¿Cómo afectará el cambio climático al ENSO?
Aunque las investigaciones siguen divididas sobre la dirección y la magnitud de respuesta del ENSO al cambio climático, las últimas simulaciones de modelos climáticos a escalas de tiempo milenarias afirman que las temperaturas más altas están asociadas con una amplitud de ENSO reducida y con un gradiente de temperatura zonal del Pacífico más débil, dando lugar a un episodio denominado “El Niño permanente”.
Estos modelos climáticos coinciden en gran medida en que, con un aumento de CO2 el Pacífico oriental se calienta más que el Pacífico occidental, dando lugar a una circulación de Walker debilitada y una disminución del gradiente de temperatura zonal. Las disminuciones más fuertes en el gradiente de temperatura media se asocian con disminuciones más fuertes en la amplitud del ENSO. Estas condiciones atmosféricas favorecerían a que el Pacífico ecuatorial estuviera influenciado bajo el fenómeno de El Niño de manera prolongada.
El resultado de estas simulaciones están respaldadas por evidencias paleoclimáticas. Las condiciones de permanencia de El Niño durante periodos prolongados son análogas a la época que caracterizó el Plioceno cuando los océanos permanecieron relativamente cálidos.
Por todo ello, los científicos alzan la voz y recalcan la necesidad de reducir las concentraciones de gases de efecto invernadero de manera inminente. Advierten que si no se reduce este calentamiento desenfrenado probablemente se apagará el oscilador climático natural más poderoso del mundo.