Es más costoso que los bancos, pero permiten acceder rápido y con transparencia al crédito. Las claves de la explosión de las prestamistas 4.0
Por Pilar Wolffelt10.06.2021 • 06.15hs •FINANZAS 4.0
Cerca de 6,1 millones de argentinos tienen deudas por fuera del sistema «tradicional» según datos del Banco Central. Se trata de más de $195.000 millones prestados por «Otros Proveedores No Financieros de Crédito» (OPNFC).
En los últimos dos años creció exponencialmente este tipo de financiamiento: en 2021 llegaron a los 323, frente a 235 contabilizados en 2018.
Gran parte pertenece al sector fintech: según la cámara del sector, 60 se dedican a préstamos. Se trata de casi de un cuarto de las 268 firmas que nuclea la entidad y que está tomando cada vez más protagonismo.
¿Por qué tanto éxito?
Rodrigo Benítez, economista de Estudio Alpha, que asesora a empresas de crédito, señala en diálogo con iProUP que la gran pregunta a la hora de abordar el funcionamiento del negocio de este sector: ¿por qué la gente elige a las fintech para financiarse a pesar de que cobran tasas altas?
El interrogante tiene varias respuestas, pero, para Benítez, el motivo central es «que los sectores que lo hacen están desatendidos por el sector financiero tradicional. En general, no están bancarizados y suelen tomar créditos chicos que tienen perfiles de riesgo elevados«.
Según revela a iProUP una fuente del ámbito fintech, en el segmento ABC1 el 90% de las personas tiene acceso al crédito, pero a medida que se va bajando en la pirámide socioeconómica va disminuyendo ese porcentaje. Así, en el rango C2, por ejemplo, se reduce a tan solo el 7%.
«Esto está directamente relacionado con el nivel de mora que suelen registrar esos segmentos», señala. Por eso, los bancos se centran en los sectores más altos, unas 4 millones de personas, apenas el 10% de la población. Y si atienden a individuos C2, suele ser el equivalente a medio sueldo o, como máximo, uno, siempre que tengan muy buen scoring crediticio.Los subbancarizados no tienen una oferta de préstamo tan amplia en las entidades tradicionales
Sobre este punto Benítez señala que, en general, estos usuarios exigen un tiempo de dedicación que a la banca no le «cierra» destinarles en función del monto del crédito. «Para obtener financiamiento en un banco, basta con un clic en el home banking. Ahora, si hay que pedirle la información al cliente, explicarle el proceso, etcétera, todo por $60.000, a la entidad ya no le conviene«, ilustra.
A mano y rápidamente
Ezequiel Weisstaub, CEO y cofundador de la fintech Credicuotas, dice a iProUP: «La gente elige tomar crédito con nosotros porque los bancos no quieren absorber la mora de cierto sector de la sociedad».
«Las empresas de nuestro segmento, al tener estructuras más flexibles, ofrecen rapidez y productos que les sirven a quienes estén dispuestos a pagar la diferencia porque necesitan el dinero y no tienen una oferta mejor del sector financiero formal», detalla Weisstaub.
La fintech otorga préstamos de $50.000 en promedio y hasta en 18 pagos. Y en abril logró un curioso récord: más del 15% de las motos que se patentaron fueron adquiridas a través de Credicuotas.
«Estamos hablando de los sectores más bajos, personas que sufren la inflación, necesitan financiarse y comprar una moto les supone un gran cambio de vida«, asegura.
Juan Pablo Bruzzo, CEO de Moni, coincide en que los usuarios se financian en fintech porque «les resulta más simple, sobre todo pensando en los sectores medio y mediobajos de la pirámide«. La empresa ofrece préstamos de $10.000 en promedio y hasta seis cuotas para usos específicos.
Según su visión, la mayor parte del valor agregado que ofrecen las fintech consiste en
- Rapidez: evitan la pérdida de tiempo en procesos de aprobación
- Transparencia: permiten comparar distintas ofertas de manera rápida y fácil
«A veces, la línea entre fintech y no fintech es muy finita porque se trata de una definición de negocio. Pero el usuario quiere algo fácil, sea un banco o una entidad más pequeña«, comenta Bruzzo.
Un aliado de las fintech de crédito que surgió en los últimos años es Alprestamo.com, una empresa que nació a fines de 2018 y tiene presencia en Argentina, Uruguay, México, España y Perú.Con machine learning, las fintech logran un scoring más preciso y pueden prestar a más personas
Julián Sanclemente, director y fundador de la plataforma, cuenta a iProUP que ofrecen servicio de comparación online de préstamos: conectan a las personas que quieren tomar crédito con aquellas empresas que los quieren dar.
«Si una persona está buscando financiamiento, puede ingresar al sitio, completar los datos solicitados que sirven para realizar un scoring en base a su comportamiento financiero y le ofrecemos aquellas opciones acordes a su perfil«, explica.
El ejecutivo reconoce que la pandemia le dio un fuerte impulso al sector a tal punto que «casi el 70% de los créditos que se toman en línea se gestionan a través de AlPrestamo«.
También resalta que las fintech argentinas son las mejor preparadas de la región y celebra que hayan estado a la altura de la demanda impulsada por la pandemia. «Es sorprendente el recurso humano que hay a nivel local y el desarrollo tecnológico», reconoce.
Y coincide en Argentina es uno de los países de la región con menor nivel de endeudamiento por persona en relación al PBI y que los préstamos suelen ser de vencimiento muy inmediato.
«Los perfiles de personas que usan nuestro servicio son muy diversos: abarcan todos los estratos de la pirámide social», describe Sanclemente.
Con respecto a los montos, señala que las personas piden en promedio entre $40.000 y $50.000 a 36 meses. Y del total de solicitantes, el 25% suele resultar aprobado y, de ese grupo, cerca del 40% termina obteniendo el financiamiento que necesita.
Donde los bancos no llegan
Salvador Calogero, Expansion and New Business Director de Wenance, apunta que, «a la hora de endeudarse, las personas buscan que no haya ningún costo oculto ni cargos extra, además de saber exactamente qué es lo que están contratando«.
La empresa ya prestó $2.000 millones a 170.000 clientes, de los cuales el 30% fue dirigido a compras en tiendas de retail y el resto a créditos personales de corto plazo (tres y seis meses). El ejecutivo coincide en que la banca no está saliendo activamente a ofrecer préstamos, lo que les «permite crecer entre 15% y 20% mes a mes».
Calogero revela que el público al que apuntan las fintech suele estar subbancarizado: posee cuenta bancaria, pero sin otros productos asociados, como tarjeta de crédito, descubierto o préstamos.
«Cerca del 40% de quienes solicitan un crédito con nosotros, luego se termina incorporando al sistema tradicional», dice el ejecutivo, y agrega que las fintech son «dinamizadoras de la inclusión financiera«.
Fuentes del BCRA coinciden en el diagnóstico y remarcan: «El crecimiento del uso de este tipo de servicios en los últimos años se ha dado entre el grupo de personas que ya poseían una cuenta bancaria«.
¿Son complementarios?
El número de personas que solo posee cuentas en billeteras virtuales o Proveedores de Servicios de Pago (PSP) son unas 800.000, es decir, 10% del total de 8 millones que reporta la Cámara Fintech.
Desde el BCRA consideran que esto demuestra que «el efecto en la inclusión financiera por el lado del acceso ha sido reducido», por lo que «queda a las claras que las cuentas en PSP complementan los servicios prestados por las entidades financieras«.
Sin embargo, desde el sector fintech ponen el foco en el hecho de que las prestamistas 4.0 no miran la misma información que la banca a la hora calificar a quien solicita un crédito, y a eso se debe parte de la tan habitual coexistencia de cuentas de ambos tipos.
«Nuestro scoring de riesgo es diferente, tenemos modelos que permiten saber que una persona, por más que esté registrada en la central de deudores del BCRA, cumplirá con los pagos«, dice Calogero.
Eso hace que aún quienes tienen cuenta bancaria deban recurrir a las fintech porque no lo pueden hacer en el sistema financiero tradicional. Incluso, muchos clientes acuden a ellas para cubrir una deuda de tarjeta porque prefieren solicitar un préstamo a largo plazo para salir de la trampa de endeudarse pagando el mínimo cada mes.
«En este tipo de situaciones es cuandoaparecen estas compañías dispuestas a asumir un riesgo mayor«, indica Benítez, y eso se traduce en una tasa más alta. Y ejemplifica: «Si de cada 100 créditos, sé que me pagan 99, es una cosa. Ahora, si de cada 100 me pagan 85, ese grupo tiene que compensar a los 15 restantes«, ejemplifica.
Efecto cuarentena
Las empresas también están más expuestas a los vaivenes económicos del país como el sector social al que dirigen su oferta. Si bien la pandemia aceleró la utilización de medios digitales, la cuarentena produjo un fuerte impacto en la cartera producido por dos factores simultáneos:
- Aumentó la mora, porque muchos usuarios perdieron ingresos
- Se redujo sensiblemente la originación de nuevos créditos por la baja del consumo
«En los primeros meses de la pandemia, nuestra facturación cayó 70% porque había mucha incertidumbre. La gente temía perder su empleo por el cierre de actividades y algunos trabajadores informales no pudieron salir a ganarse el pan. Además, todo el mundo consumía menos porque estaba dentro de su casa», recuerda Bruzzo.
El ejecutivo confía que recién ahora están volviendo a niveles de negocio prepandemia. Y rescata varios hechos clave:
- La gente evitó sobreendeudarse
- El comportamiento de pago fue satisfactorio
Credicuotas vivió esa etapa de manera similar. «En enero de 2020, teníamos otorgados 4.500 créditos y bajamos a 1.000. Sin embargo, terminamos el año en 9.000 créditos por mes«, asegura Weisstaub.
Desde Wenance, Calogero confirma que fue una situación que afectó de manera casi ecuánime a todo el sector. Sin embargo, afirma que se están recuperando los niveles prepandemia y «el índice de endeudamiento de las familias está creciendo«.
Sin embargo, este trance tan duro tuvo un alto costo para el sector. Benítez, señala que muchas empresas cerraron y «el mercado se achicó muchísimo«. En su visión, esto fue producto de que las fintech suelen financiarse con fondos propios o en el mercado de capitales, con fideicomisos, obligaciones negociables, valores de corto plazo o descuentos de cheques.
En cambio, los bancos obtienen su liquidez de los depósitos. De modo que las financieras 4.0 acceden a dinero «más caro» y, en época de crisis, fue difícil conseguirlo y muchas «bajaron la persiana«.
«El proceso para llegar al cliente y el fondeo más caros, más el elevado riesgo de incobrabilidad con respecto a otros generadores de crédito dan como resultado una tasa mucho más alta que la que puede ofrecer el sector financiero tradicional», explica Benítez.
Weisstaub observa que el país tiene muchas oportunidades en materia de desarrollo de crédito, pero menciona que el potencial de concretarlas depende de lo que suceda con la economía y remarca que el impulso a la educación financiera es un elemento esencial.
En la misma línea, Bruzzo reporta que la participación del crédito sobre el PBI en Argentina es muy baja, ronda apenas el 12%. «Esto revela que, más allá de casos puntuales, los datos globales muestran hoy que no existe el sobreendeudamiento en nuestro país», detalla.
También lamenta que algunos segmentos sociales se vean muy afectados en su poder adquisitivo por la pandemia e inflación, lo que deriva en que se endeuden para cubrir necesidades básicas que antes tenía cubiertas. «Es elemental pensar cómo se puede agrandar el acceso al crédito por medio de políticas públicas coordinadas en materia fiscal y financiera, entre otras», advierte.
Por otro lado, celebra el hecho de que cada vez más empresas estén obligadas a registrarse en el Banco Central como proveedoras de crédito no bancario porque esto «permitirá realizar calificaciones más eficientes para los originadores de deuda y al cliente le da la posibilidad de armar su historial crediticio«.
Así, las fintech se convirtieron en aliadas de los argentinos más afectados por el duro impacto de las medidas de aislamiento. Y buscan agrandar la torta en un mercado que tiene todo para crecer.
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